Nuestro emprendimiento crecerá al ritmo de su capacidad de generar ganancias y de la habilidad que tengamos para reinvertir dichas ganancias de manera inteligente.
Un emprendimiento con baja rentabilidad tendrá dificultades para expandirse porque no tendrá recursos para financiar su crecimiento. El crecimiento se financia con las propias ganancias reinvertidas o con préstamos.
El primer objetivo de un emprendedor será entonces lograr ganancias cada vez más importantes buscando desarrollar actividades con altos márgenes de contribución y bajos costos fijos. Así podrá hacer crecer su negocio.
Un segundo paso clave en esta cuestión es qué hacemos con las ganancias. Es decir, en qué las invertimos.
Hay dos destinos posibles para las ganancias:
- Gastarlas
- Reinvertirlas en el negocio
En un extremo, podemos gastar el 100% de las ganancias en nuestros gastos familiares, en cubrir necesidades básicas y también otras postergables. En ese caso, no quedaría nada para reinvertir en el negocio y no tendríamos manera de hacerlo crecer. Sólo nos quedaría endeudarnos si queremos crecer.
En el otro extremo, si la familia cubriera sus gastos con ingresos provenientes de otras fuentes (por ejemplo el sueldo de alguno de los miembros de la familia), podríamos reinvertir el 100% de las ganancias en hacer crecer nuestro negocio.
La reinversión podrá ir a distintos destinos
- comprar más insumos o mercadería
- armar campañas de publicidad
- abrir nuevos puntos de venta
- incursionar en nuevas actividades
- desarrollar nuevos productos
- comprar máquinas o herramientas
- mejorar o ampliar el taller, o local o espacio de trabajo
En resumen, para crecer se tienen que dar dos condiciones:
- generar altos niveles de ganancias
- reinvertir la mayor proporción de esas ganancias en el negocio